Si priorizamos el comienzo de la vida, cambiamos toda la historia.
La importancia de un vínculo sano en la crianza
El vínculo con la mamá o el papá es lo más importante en la vida un niño. Es esa conexión que se construye entre el bebé y el adulto referente lo que hace toda la diferencia y potencia su desarrollo. Cuando el niño o niña recibe una buena crianza y este tipo de atención durante sus primeros años, tiene más posibilidades de sobrevivir, de crecer de una manera saludable, de desarrollar plenamente su capacidad de pensamiento, verbal, emocional y sus aptitudes sociales. A esta temprana edad se estructura la base de la personalidad del sujeto, las matrices afectivas, de aprendizaje, de inserción social y se genera gran parte de las condiciones personales para el futuro individual y social.
La forma en que los niños y niñas son criados o atendidos en los primeros años de vida puede influir el funcionamiento cerebral por el resto de la vida e incluso repercutir en futuras generaciones. El estímulo y la interacción temprana con los padres y otros cuidadores son un impulso esencial para el desarrollo cerebral y para el aprendizaje a lo largo de la vida. El aprendizaje durante la primera infancia dura toda la vida y arroja grandes dividendos.
No todos los responsables del cuidado de niños y niñas son conscientes de la importancia que tienen los primeros años de vida de los niños para su desarrollo futuro. En este sentido tampoco conocen ni cuentan con herramientas suficientes para lograr la estimulación, los cuidados y la protección esenciales para un desarrollo adecuado. Falta conciencia también acerca del importante rol que cumplen los adultos como referentes en la vida de los niños y sobre las formas en que se puede fortalecer ese vínculo de apego para que los niños se sientan cuidados y protegidos por ellos.
Un buen comienzo para toda la vida
La falta de un vínculo seguro con un adulto que lo cuide, la privación temprana, la adversidad y la violencia generan en el niño un tipo de estrés tóxico que causa daños permanentes en el desarrollo de su cerebro. Estos efectos, que se perpetúan de generación en generación por la reproducción de un mismo modelo de crianza entre padres e hijos, pueden desencadenar en los niños una situación de desigualdad que continúe de manera cíclica durante generaciones.
Asegurar que los niños disfruten durante sus primeros años de las mejores condiciones de vida es una de las inversiones más inteligentes para un país que piensa en su futuro y en la posibilidad de ser parte de una economía mundializada que se basa en la fortaleza de su capital humano. Garantizar un buen comienzo para los niños y niñas contribuye a quebrar los ciclos de la pobreza, enfermedades y violencia.
Exelente información
ResponderBorrarMuy buena información para compartir
ResponderBorrarExelente informacion
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